Por Eduardo Gallo-Cajiao.
Existe un consenso entre organizaciones como BirdLife Internacional y la Unión de Ornitólogos Americanos que Colombia, con una lista de aves que supera las 1900 (aproximadamente el 20 por ciento de las especies de aves del mundo), alberga la mayor diversidad de aves de cualquier país del mundo, superando a países ricos en especies tales como Perú, Brasil e Indonesia. Pero, ¿qué hay detrás de esta notable diversidad?
El Norte de América del Sur, del cual Colombia constituye una parte sustancial, tiene una concentración sorprendentemente alta de especies de aves. Esta diversidad se puede atribuir a la compleja geografía de Colombia en la que los Andes juegan un papel destacado. Este sistema montañoso, el más extenso en el mundo, se divide en tres cordilleras en su paso a través de Colombia, dividiendo el país dramáticamente entre las extensas llanuras de las cuencas del Amazonas y Orinoco hacia el oriente y las tierras bajas a lo largo del Pacífico y las costas del Caribe hacia el occidente. La Cordillera Occidental es la más baja, mientras que las Cordilleras Central y Oriental tienen picos nevados con más de 5.000 metros de altitud.
Entre estas cordilleras existen valles, mientras que al norte de los Andes, en las tierras bajas del Caribe, la aislada Sierra Nevada de Santa Marta alcanza una altitud de casi 6.000 metros. Además, dos océanos salpicados por archipiélagos rodean a Colombia, el Atlántico al norte y el Pacífico al occidente.
Esta topografía compleja permite una gran variedad de hábitats. Por ejemplo, en las laderas de barlovento de las montañas se generan bosques nublados, mientras que las pendientes de sotavento tienden a ser más áridas debido a las sombras orográficas. Las crestas de los Andes, expuestas frecuentemente a temperaturas bajas y fuertes vientos, están dominadas por páramos. Al oriente de los Andes, se extienden praderas y bosques húmedos sobre vastas llanuras, mientras que hacia el norte, predominan los bosques secos y desiertos.
Al oriente de los escarpados Andes, la selva amazónica puede parecer en gran medida uniforme, sin embargo, visto de cerca esto es sólo aparente. Por ejemplo, la fertilidad del suelo, por lo general, disminuye hacia el oriente en dirección contraria a los Andes. En general, hay dos tipos de ríos en esta cuenca, de aguas rápidas y aguas negras. Los ríos de aguas rápidas, como el Amazonas, fluyen principalmente de los Andes y sobre llanuras ricas en sedimentos; esto se traduce en altas cargas de nutrientes que los hacen turbios. Por el contrario, los ríos de aguas negras, como el Río Negro, fluyen de las montañas en el Escudo de Guyanas sobre sustratos antiguos que producen poco o ningún sedimento y sobre áreas con suelos ricos en cuarzo. Esta característica resulta en aguas del color de té negro cargadas de taninos lixiviados del follaje.
Las llanuras al norte de la selva amazónica, conocidas como 'Los Llanos', son sabanas tropicales en donde las aves acuáticas dominan el paisaje. Esta región, que forma parte de la cuenca del Orinoco, alberga vastas praderas sumergidas en un paisaje de bosques riparios, así como humedales permanentes y efímeros. Aquí, las inundaciones anuales son comunes, congregando y dispersando a las aves acuáticas. Durante la sequía, los ojos de agua que persisten ofrecen grandes oportunidades de ver algunas de las especies más carismáticas, como el Ibis Escarlata, la Espátula Rosada, el Ganso del Orinoco y el Jabirú.
El occidente de los Andes es una región relativamente pequeña que añade un número importante de especies de aves a la lista de Colombia. La precipitación aquí puede sobrepasar los 10 mil milímetros por año, una de las tasas más alta en el mundo. Esta selva tropical, parte de la bio-región del Chocó, se encuentra en una estrecha franja de tierras bajas a lo largo de la costa del Pacífico que abruptamente asciende a la Cordillera Occidental. Esta región alberga muchas especies que están restringidas a la parte occidental de los Andes. Algunas son endémicas a esta zona, mientras que otras ocurren abundantemente a través de América Central.
La avifauna aquí cuenta con algunas especies espectaculares, como el Cuco Hormiguero Escamado, el Cabezón Multicolores, la Tángara Multicolor y el Pájaro Paraguas Lingipéndulo, una contraparte del pájaro Paraguas Amazónico.
La avifauna Colombiana no sólo consiste de especies residentes, muchas especies migratorias, principalmente de criaderos del hemisferio norte, ofrecen un gran espectáculo durante sus visitas durante el invierno en el hemisferio norte. Por ejemplo, la Reinita de Blackburn, la Candelita Norteña y la Reinita Canadiense con frecuencia revolotean junto a ramas cubiertas de musgo, adornando estacionalmente los bosques de montaña tropical con sus plumajes coloridos. Estas aves son parte de la familia de los Parúlidos, que junto con las aves playeras, conforman los grupos más destacados de las especies migratorias en estas zonas.
Como si esta riqueza de especies no fuera suficientemente asombrosa, el advenimiento de nuevas herramientas de investigación, y un fortalecimiento en el estudio ornitológico en Colombia, ha permitido el avistamiento de doce especies nuevas para la ciencia en el país descrita desde la década de 1990. Mientras que algunas de estas especies se han visto en regiones remotas, como el Zamarrito del Pinche, que fue encontrado en una cresta aislada de la Cordillera Occidental, otros han sido descubiertos en lugares cercanos a los grandes asentamientos. El Cucarachero de Antioquia fue visto en las proximidades de la ciudad de Medellín rebosante con dos millones de habitantes.
La deslumbrante variedad de aves colombianas le ofrece a los aficionados a la ornitología una oportunidad extraordinaria para presenciar uno de los apogeos de la evolución aviar en el mundo. Mientras que algunas aves magníficas, como el Compas, a menudo se ocultan a lo largo de caminos de tierra sinuosos, lejos de la civilización, muchas otras especies igualmente increíbles como el Barranquero y los Carriquíes s verdes, así como una gran variedad de colibríes y especies de tangaras, pueden ser fácilmente avistados cerca de algunas de las principales ciudades. De hecho, si piensa visitar Colombia, que una de sus preocupaciones no sea en dónde podrá observar aves, porque este es realmente el país más pajareable del mundo.